Te creo, Acuña
“Si los perros ladran, es porque les pica.”
Sabiduría popular
Ayer te vi por la tarde, Acuña. Estabas encima de un tabladillo con tu poncho y tu sombrero, hablando como nosotros, sonriendo como nosotros, soñando como nosotros y sabes una cosa: te creo.
Te creo porque eres cholo como yo, porque naciste de abajo, pero siempre mirando hacia arriba.
Te creo cuando dices que estarás siempre de nuestro lado, porque nunca dejaste de estarlo.
Te creo cuando aseguras que no vives de la política sino de tu trabajo como nosotros, que tu empresa la hiciste sol a sol, que nadie te regaló nada, que todo lo conseguiste como nosotros: con nuestro sudor.
Te creo que sufriste, que tuviste reveses, traiciones y miles de obstáculos, porque nosotros también pasamos por lo mismo, por eso al verte, veo la extensión de nuestros anhelos, porque tú lo lograste.
Yo quisiera ser como tú, que mis hijos sean como tú, que algún día le demuestren a esta sociedad clasista llena de prejuicios raciales y sociales, que los de abajo sí podemos cuando alguien como tú nos diriges.
¿Si has logrado tanto siendo empresario, por qué no pensar que logres lo mismo o más cuando seas nuestro presidente?
Te creo porque te levantas temprano a trabajar y te acuestas muy tarde trabajando.
Te creo porque ensucias tus camisas con el sudor de tu esfuerzo y las ilusiones de nuestra clase.
Te creo porque te conozco y sé cómo piensas, porque ves en la educación no un privilegio, sino un derecho. Porque como yo y como cualquiera que no hemos nacido con un apellido de abolengo o heredado una fortuna, sabemos que solo educándonos podemos trascender, por eso también te creo.
Te creo porque te he visto ayudar sin pedir nada a cambio; porque la generosidad que despliegas es a manos llenas. Que no solo es dinero, sino “amor como cancha” el que nos tienes a todos.
Y no te preocupes por los perros que ladran, porque en la chacra sabemos muy bien: perro que ladra no muerde, además, cuando ladran por las puras es porque algo les pica. Y si les pica tu éxito, que se rasquen.
Jair Ramírez
