Perú, pais sin corrupción
En estos momentos de crisis política, debemos reforzar el espíritu democrático de los peruanos. Ese que nos mueve todos los días a levantarnos temprano, trabajar y confiar en nuestras instituciones, más que en las personas que eventualmente pasen por ciertos cargos.
El espíritu democrático nos permite creer en la justicia, en la solidaridad, en la justicia. Gracias a esto, la dinámica social se desarrolla con total normalidad. Si se daña, se atrofia y no funciona.
Lamentablemente desde el surgimiento de la República, un endémico mal se incrustó entre nosotros: la corrupción. Es la gran enemiga del espíritu democracia. Cuando alguien cae en ella y es autoridad, no daña solo al hombre que la enviste, sino a la institución que representa.
Por eso es una pena que el actual Presidente de la República tenga una sombra que va creciendo conforme la investigación por corrupción se va dando. Evitemos que la penumbra llegue a mayores y lo oscurezca todo. Una cosa es el cargo de Presidente y otra es la persona que la representa.
El grado de representatividad dentro del espíritu democrático, asegura una fidelidad y respeto al cargo en primera instancia y a la persona que la ejerce por añadidura, pero si la persona ha cometido un acto de corrupción, y una institución tutelar de la propia ciudadanía lo advierte así. Tendríamos que respetar su fuero y su veredicto.
Y si se tiene que investigar a la persona, que se investigue y se condene si así el poder judicial establece dentro de un proceso regular y justo.
No blindemos a un corrupto, así una banda presidencial le cruce el pecho, pero tampoco lo satanicemos y busquemos el linchamiento oportunista. Que sea una institución como el Poder judicial quien disponga, y no la desordenada turba de lo mediático. Que se respete el cargo de presidente más no se escude en él, la persona que cometió algún acto de corrupción.
Es importante que pensemos en la sociedad, en los trabajadores de a pie que amanecen muy temprano para ir a trabajar y se dan de cara ante las portadas periodísticas que piden la vacancia presidencial. Es importante reflexionar en el antiejemplo involuntario que les estamos dando a los jóvenes, a esa nueva generación que tendrá que forjar el Perú del futuro.
¿Acaso podemos decirles que la política no es un desbarrancadero? ¿Qué la gran mayoría del Perú piensa que debería cerrarse el congreso, precisamente esa institución que los representa?
Quizá no podamos asegurarles ello, pero sí, podemos buscar un compromiso con ese espíritu democrático. Que son las instituciones lo que han hecho hasta hoy una sociedad luchadora y pujante como lo es la peruana. Tierra de incas y guerreros que si han podido con catástrofes físicas, pueden también levantarse de las catástrofes políticas.
Que un peruano siempre lucha, que no esquiva, que siempre se compromete y que ante el primer llamado de su patria para defenderla de las garras de la corrupción, está presto para colocarse la camiseta y defender con hidalguía y compromiso sus colores.
Perú, país democrático, Perú, luchadores contra la corrupción.
16
diciembre 2017